miércoles, 29 de junio de 2011

De cómo mi abuela me arregló la vida tres veces con una cucharada de bicarbonato!

Nunca imaginé que ese polvo blanco que mi mamá le ponía a los pasteles y galletas me iba a salvar en más de una ocasión, ¡y de qué forma!

¡Lodo en la alfombra!


Día de lluvia y alguien olvidó quitarse los zapatos al entrar… El resultado: manchas en la alfombra. El maravilloso teflón  en spray resultó insuficiente, el spray quita manchas la dejó peor y me dio miedo terrible usar los poderosos quitamanchas para ropa por temor a arruinar los colores.  Me acordé del maravilloso tapete persa que mi abuela tiene en su sala y me empecé a preguntar ¿cómo le habrá hecho a lo largo de todos estos años para conservar la alfombra  limpia, con sus colores brillantes y además esponjadito como nuevo?  ¿Será que ya no los hacen como antes?
Así que me armé de valor para preguntar cómo había logrado mi abuela esa maravillosa hazaña y la respuesta fue muy sencilla:
-          Deja que se seque el lodo y cepíllalo suavemente. Si la mancha es de comida, mejor no dejarla secar.
-          Disuelve una  cucharada bicarbonato en un litro de agua,
-          Humedece un paño con la solución.
-          Talla la mancha.
Para conservar las alfombras y tapetes limpios y brillantes, moja el trapeador bien limpio en esta misma mezcla, exprímelo bien y a trapear la alfombra se ha dicho. Con esto te evitarás la lastimosa tarea de lavarlos tan seguido.

Ma, ¡me duele la garganta!

Estaba yo a punto de viajar de regreso a casa, muy desvelada y con dolor de garganta después de haberme desgañitado cantando en la fiesta de la noche anterior. Obvio ya no había tiempo de llegar a la farmacia, pues el tráfico al aeropuerto se vislumbraba imposible, y de dejarlo así, a mi llegada a casa estaría con la garganta totalmente cerrada. Mi abuela, amablemente me invitó a pasar a su baño donde siempre tiene un vaso limpio y un botecito con un polvo blanco que al parecer le es muy útil. Sí, de nuevo el maravilloso bicarbonato de sodio.  Así que me los puso enfrente y a hacer gárgaras m’hija con un una cucharada de bicarbonato disuelta en un vaso de agua. ¡El dolor de garganta desapareció de inmediato! De ahí en delante adiós a los dolores de garganta. Al primer síntoma de dolor de garganta,  gárgaras con bicarbonato y se acabó el problema.

¡Se acabó la pasta!


Pero a todo esto, me pregunté qué hace un bote de bicarbonato de sodio en el baño. Así que mi abuela me explico que lo usa también para lavar la placa dental, y me comentó que es un buen sustituto de emergencia para la pasta de dientes, tip que ya he puesto en práctica en más de una emergencia. Solo que no hay que usarlo muy seguido como tal, pues puede dañar el esmalte. Por ahí leí que si se tiene inflamación en las encías se las cepilla uno con bicarbonato y ayudan a detener la inflamación.

Un experimento de mi cosecha


Me encontré con un serio problema durante el invierno. Mal olor en los pies de mi esposo. Espero que nunca lea él este blog porque se le pondrían los pelos de punta, pero aprovecharé el experimento para ayudar al prójimo.  Primero pensé que no se cambiaba los calcetines, como todos son iguales, es realmente muy difícil saber, a menos que se asome una al bote de la ropa sucia. Pero ahí estaban los calcetines correspondientes a cada día. A revisar zapatos pues…. Hasta que encontré a los causantes de mi desgracia. Un par de zapatos de trabajo de cuero sumamente sucios. Nada más de verlos de afuera me imaginé el resto. Los eché a lavar con detergente (a sabiendas de que la piel se pondría dura) y una vez enjuagados pensé en que a la vuelta de unos días la cosa se repetiría y sabiendo pues de lo maravilloso del bicarbonato de sodio,  los enjuague otra vez con dos cucharadas de bicarbonato de sodio disueltas en un litro de agua y los puse a secar al sol directo. Al final les quedó el polvillo blanco, pero ese es el menor de mis problemas. Del mal olor de los zapatos, solo me acordé al escribir estas líneas.

Me pregunto cuántos más usos insospechados tiene este polvito mágico. Por lo pronto, para lavar alfombras, dientes o zapatos, el bicarbonato de sodio es un verdadero regalo de la química para las mujeres que día a día nos enfrentamos a los quehaceres domésticos.